jueves, diciembre 15, 2005

DE GUADALAJARA A LIMA

FERIA DEL LIBRO DE LIMA

Hace poco más de una semana terminaba la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), donde Perú fue el país invitado, mientras que en Lima, colorida y menos pomposa, principiaba la Feria del Libro de Lima, en Miraflores. En nuestra feria no hubo ningún tema que sobresaliera del resto, como en la FIL lo de la familia de Juan Rulfo, pero sí bastante expectación por el escritor Jaime Bayli y su polémico libro, finalista del Premio Planeta 2005. Aquel viernes 9 de diciembre, antes de la presentación de Jaimito, presentaron un libro gráfico que tiene que ver con la preservación del patrimonio pictórico peruano. Estuvo interesante, considerando que dichas evidencias serán las que hablarán por nosotros cuando ya no estemos. Luego, como era de esperarse, la gente permanecía sentada esperando por la siguiente presentación, la de “De repente un ángel”, pero nos sacaron a todos porque iban a acomodar la sala, según disposiciones de Defensa Civil, dizque, aunque en realidad fue porque a lo de Jaimito se ingresaba con invitación. Conclusión: a tomarse un cafecito y fumarse un pucho y escuchar desde afuera del pequeño recinto, viendo por un televisor conectado en vivo con la señal de la sala.

Hubo de todo. Gente afuera (nosotros, los primeros sentados y desalojados) que piteaba por el abuso y el elitismo incongruente con este tipo de eventos, cuyo principal objetivo, fuera del comercial, es el acercamiento del público “NN” a los escritores. En fin, nunca pasamos y hasta hicimos migas entre los choteados. La gente, afuera, lo abucheaba. Otros, allí mismo, silenciaban a los bochincheros. Adentro, era lo mismo. Ese es Bayli: el chico polémico. De su libro, poco entendí. Sólo que la gente escuchaba como siempre los alardes de una obra que aún no ha leído. Figuretis: el bruto de Tongo que se subió al escenario, abrazando a su “amigo” Jaimito, remembrando que él fue el único que lo había recibido en su programa cuando nadie creía en él (acaso, ¿alguien lo hace ahora?) y que desmintió todas las barrabasadas que el pueblo decía que Tongo había hecho. Un abucheo total. Poco faltó para que la gente le lanzara las sillas al estrado. Eso, por ejemplo, no tiene nada que ver con lo literario. Con una feria del libro. Fue una falta de respeto (incluso para los que estábamos afuera). Que un fallido mamotreto cantante de chicha, con pretensiones seudo politiqueras, embarre un espacio dedicado a la cultura, aunque sea con Jaime Bayli, fue una estupidez. Pero estamos en el Perú y el libro se vende. Unos dicen que es lo mejor que le han leído a Jaimito. Otros, que es una porquería y se siente el descuido del escritor al querer hacer cantidad más que calidad.

Final feliz. Ofertas por montones y de las buenas. Precios desde 20 soles (los que valían 35 ó 40), algunos, y otros rebajados 10% y 15%. Así me hice de varios ejemplares, conciente de que me estaba adelantando las pascuas: “La Hora Azul” de Alonso Cueto, nuestro Premio Herralde; “Hotel Europa” de Luis Hernán Castañeda, “Cantos” de Leopardi (redescubierto), “Dejemos hablar al viento” de Onetti (siempre fascinante con sus títulos), “El mundo es Ancho y Ajeno” de Ciro Alegría (considerado el mejor “título de libro” en la literatura peruana, en una edición de lujo), “Piazza d’Italia” de Antonio Tabucchi (una narrativa hábil e inteligente que me fascina), por fin Roberto Calasso con “Ka” (aunque creo que me no me va a gustar mucho el tema hindú que trata, pero así somos) y unas joyitas modernas como son “Inglaterra, Inglaterra” de Julian Barnes, “El Intocable” de Jhon Banville, “Intimidad” de Hanif Kureishi y “Mar Gruesa” de Martín Amis. No queda más que felicitacitar a la china Doris Moromisato por la movida de la feria, con todo y sus bluffs, y esperar por que alguna vez la lleven al interior del país, pero con una calidad semejante a la que exponen en Lima.


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