EL CHINO IS BACK

Ya estamos bastante grandecitos para dejarnos impactar por la puesta en escena del armatoste de la corrupción, sobre todo con tanto muerto encima. Alberto Fujimori ha arrivado ayer a Chile, conchudamente, como si fuera cualquier silvestre libre de polvo y paja, dizque para cumplir la promesa de postularse en las próximas elecciones presidenciales. No es un chiste de mal gusto. Hasta el momento, este asesino intelectual y tumor cancerígeno del Perú, cuenta con la seudo venia, o sería mejor decir, con el silencio inoperante de un aparato judicial que tiene el record de perder sus peleas por puntos aunque no por K.O. Cosa extraña, nuestro "amigo" país del sur, el mismo que con la mayor desvergüenza no pierde tiempo en intentar robar nuestros productos bandera (pisco, suspiro limeño) y que, además, se hace el tercio con la parte que nos corresponde de El Mar de Grau, no le dijo nada de nada, a pesar de constar en la Interpol una orden de captura internacional. "El chino rata" se hospedó en el Marriot Hotel, quizás remembrando los prostibuleros años dorados de sus gobiernos. Pero la gracia le duró poco, pues ya está recluído (y no por iniciatica chilena, sino chola) en una dependencia de investigación en la ciudad de Santiago. ¿Debemos de alegrarnos? Yo creo que sí, sin embargo, sería mejor guardar el champagne para después, cuando el desenlace, ojalá, obre en bien de la verdadera justicia.

Dicen que de tanto caerse uno adquiere cierta gracia e inclusive se vuelve más cuidadoso. Al menos los que nos consideramos algo inteligentes y no muy masoquistas. Entonces, no vamos a pensar que Fujimori no sabía que no lo iban a detener en Santiago. Que ha elegido a Chile al azahar. Que la fecha de arribo es producto de un capricho y que no tiene nada que ver con el conflicto marítimo que guardamos con los chilenos en estos días. "El Chino rata" lo único que tiene de cojudo es la cara. Ya repartió el billete. Ya mató sus pulgas. Ya hizo pactos secretos con el Apra. Ya tiene las condenas y las leyes masticadas. Ya se encargó de amenazar a los posibles detractores y eso, nadie lo sabe. ¿Pruebas? Esperemos que todo fluya de acuerdo a lo esperado por la mayoría del pueblo peruano, y no como lo desean algunos otros partidarios del fenecido y corrupto Cambio 90, y entonces los acontecimientos sean capaces de probar lo contrario. Mientras tanto, preparemos un poquito de canchita, no hay que alterarse mucho y estar frente a la televisión, porque lo que es seguro, es que tenemos circo para rato, pues la estrella, acaba de ingresar a los camerinos.